Ayuda a perder peso: el aceite de coco ayuda a metabolizar las grasas produciendo un gasto energético mayor en el organismo, lo que a largo plazo supone la pérdida de peso. Además, ayuda a perder la odiada grasa abdominal.

Reduce el apetito: según los últimos estudios, sus ácidos grasos contribuyen a reducir el apetito, por lo que los beneficios de tomarlo en cualquier dieta son más que evidentes.

Reduce el riesgo de enfermedades cardivasculares: sus grasas saturadas mejoran la coagulación, ayudan aumentar el colesterol "bueno",reduce los triglicéridos y el colesterol total.

Ayuda a eliminar infecciones: Como hemos comentado antes, el aceite de coco contiene  Ácido Laúrico, que puede matar bacterias, virus y hongos y por tanto previene y cura algunas infecciones. De hecho mata los virus que causan  herpes y sarampión, y bacterias que causan infecciones de garganta, úlceras, infecciones del tracto urinario, enfermedades de las encías y las caries. También reduce los síntomas asociados a la psoriasis, eczema y dermatitis.

Blanquea los dientes: Elimina las manchas y leas porta más brillo. Además, su ácido laúrico ayuda a eliminar las bacterias de la boca, el mal aliento y previene las caries.

Tiene propiedades antioxidantes: Así que es perfecto para incluirlo en nuestra dieta "detox".

Reduce las crisis epilépticas: recientemente se está investigando que un aumento de la concentración de cuerpos cetónicos en la sangre (que aumentan gracias al aceite de coco)   puede contribuir a reducir o en ocasiones eliminar las convulsiones en los enfermos de epilepsia.

Proporciona protección contra los rayos ultravioletas del sol: Por lo que es un gran aliado durante los meses de verano.